En la Toscana te espero by Olivia Ardey

En la Toscana te espero by Olivia Ardey

autor:Olivia Ardey [Ardey, Olivia]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2014-05-01T04:00:00+00:00


16 - Volver a empezar

—Solo he venido a decirte que ya no tendrás que preocuparte de que te acose o te busque. —Informó Massimo desde el rellano cuando Martina le abrió la puerta—. Ese hijo de perra no volverá. Se supone que está en busca y captura. Lo cierto es que permanecerá en Holanda y no se atreverá a poner un pie en Italia ahora que es un prófugo de la justicia.

Estaba dolida con él, mucho. Aún así, no se negó a hablarle cuando la llamó esa tarde. Recibió su llamada entre clase y clase; Massimo afirmó que lo que tenía que decirle sería breve y que, si la molestaba robándole dos minutos de su tiempo, era porque prefería no hablar de ello por teléfono. A pesar de la frialdad en que transcurrió la escueta conversación telefónica horas atrás, a Martina le molestó en ese momento que se negara a entrar cuando lo había invitado a hacerlo como gesto de cortesía. Viéndolo frente a frente, con las manos en los bolsillos en clara actitud de no querer establecer ningún tipo de contacto físico, tuvo una sensación amarga.

—Ese Rocco Torelli es listo, o tiene muchos contactos, que es lo habitual entre los que se mueven al margen de la ley. —Continuó relatándole—. El chivatazo le llegó antes que a las autoridades y por eso no pudieron apresarlo con las manos en la masa. Pero están investigando a toda la red de importación ilegal de diamantes, por lo que sé ya han caído varios de sus socios.

—¿Y tú cómo te has enterado de todo eso? —preguntó.

Él eludió su mirada antes de responder.

—Lo único que importa es que ya no te molestará más.

Martina adivinó que su interés por que la policía encerrara a Rocco no era mero deber ciudadano.

—¿Por qué lo has hecho?

—Yo no he hecho absolutamente nada. No me cuelgues medallas. —Aclaró con una mirada que destilaba resentimiento.

Martina lamentó haber soltado tantos improperios con la boca caliente el día de la graduación de Rita. Nunca debió atacarle con mofas sarcásticas que cuestionaban su valor; doblemente hirientes dada su condición de oficial del ejército. Trató de disculpar la dureza de sus palabras con una pregunta que lo empujara a reflexionar sobre su comportamiento hacia ella.

—Aquella noche en Arezzo…

—Prefiero olvidarla.

Tenía razón, no ganaban nada machacándose una y otra vez con algo que ya pasó. Pero Martina necesitaba una respuesta.

—¿Por qué me fallaste, Massimo? Yo te necesitaba.

—No le busques razones a los celos, porque son irracionales.

—¿Estabas celoso? —Cuestionó; le resultaba inconcebible y absurdo que lo estuviera de un hombre al que detestaba.

—Sí. ¿Tan ciega estás? Si no te encerraras tanto en ti y te pusieras en mi lugar, lo sabrías sin necesidad de que yo te lo dijera.

Martina no fue capaz de rebatirle. Se vio a sí misma con veinte años; sus ataques de celos cuando Rocco abandonaba su cama para meterse en la de su mujer, que le zarandeaban los sentimientos como rachas alocadas de viento Siroco. Cómo iba a pedirle cordura a Massimo cuando ella sabía lo que era sentirse atacada por esa misma sinrazón.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.